La aceleración de la transición energética redujo en diez años el horizonte de maduración de la inversión en el yacimiento de hidrocarburos no convencionales.
por Verónica Dalto
Los compromisos que asumió Argentina frente a la crisis climática ponen al país ante el desafío de cómo desarrollar el gigantesco yacimiento de hidrocarburos no convencionales de Vaca Muerta, en el que tenía enormes expectativas para retomar el crecimiento económico, terminar con los problemas de abastecimiento de gas y generar divisas.
“Argentina quedó en ‘offside’, porque Vaca Muerta tiene un plan de expansión que no es compatible con el Acuerdo de París”, dijo a EFE el economista Jefe de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas y experto en el tema energético, Fernando Navajas, que señaló que “el uso del gas en la matriz energética no se puede sustituir rápidamente”.
El efecto de la pandemia de Covid-19 apuró la agenda climática global: Argentina se comprometió en la Cumbre del Clima organizada por Estados Unidos en abril pasado a conseguir una meta más ambiciosa de limitación de emisiones de gases de efecto invernadero para 2030.
En tanto, la transición proyectada en el reporte de mayo pasado de la Agencia Internacional de Energía para lograr emisiones netas cero en 2050 resulta aún más ambiciosa.
La aceleración de la transición energética redujo en diez años el horizonte de maduración de la inversión en Vaca Muerta: “Tenías Vaca Muerta para 30 años y ahora, para 20”, remarcó Navajas.
Para cumplir con el Acuerdo de París, agregó, Argentina podría “redimensionar” o “reorientar” el proyecto, que ocupa 30.000 kilómetros cuadrados en el suroeste del país, con epicentro en la provincia de Neuquén, es la segunda mayor reserva mundial de gas no convencional y la cuarta de petróleo de este tipo.
A su vez, Argentina tendría que reducir el peso de un 85 % de los hidrocarburos en la matriz de producción primaria de energía y elevar la generación eléctrica “limpia” partiendo de una generación que es térmica en un 65,1 % al primer cuatrimestre, según el Instituto Mosconi.
Argentina está avanzando en la generación eléctrica con fuentes renovables de energía promovida con ayudas fiscales: logró un 11,5 % del total en el primer cuatrimestre, según el Mosconi, frente al 9,5 % de 2020 y hacia la meta del 20% a 2025. Pero esta mejora explica sólo una quinta parte del 15 % de la matriz primaria que no proviene de hidrocarburos.
Validar Vaca Muerta
“El viraje va a ser más rápido de lo que pensamos y es costoso, porque implica sustituir, desde el punto de vista económico, la energía primaria por capital”, dijo Navajas, sobre el pasar a instalar molinos para la generación de energía eólica y paneles para la solar.
En consecuencia, advirtió que el país tiene “que jugar a varias puntas”, al abaratar la producción de gas, electrificar el transporte, bajar la contaminación del agro, de la industria, forestar, reducir los subsidios al consumo de energía u ordenar los precios de la electricidad.
Ese plan incluye “validar Vaca Muerta, porque el país necesita crecimiento económico, recursos, dólares; no cualquiera tiene ese activo de clase mundial”, explicó.
Por eso, opinó que Argentina “tiene que hacer acciones compensatorias” -forestación, descentralización urbana, infraestructura verde- y eventualmente redireccionar la producción de Vaca Muerta sólo a petróleo de exportación o utilizar el gas para producir, por ejemplo, hidrógeno azul.
Y que “los organismos multilaterales tienen que ayudar”, porque “es necesario hacer una inversión con apoyo de inversión extranjera directa y de organismos multilaterales para un plan ofensivo de forestación”.
Esa forestación, explicó, “pone al país en un sendero de capturar el carbono para que la factura de Argentina pase a ser favorable. Y es una ventana para ir despacio en sacar el gas de la matriz energética”.
Corporación petrolera
El desafío más difícil para lograr esa transición energética es la “economía política, que va en dirección de los recursos hidrocarburíferos”, señaló Navajas.
Se trata de “una alianza muy fuerte entre petroleras, provincias y municipios y sindicatos”, que pide colocar el precio del gas lo más alto posible para los productores para elevar las regalías que cobran las provincias y los salarios de los trabajadores.
En tanto, Argentina cuenta con la petrolera YPF, de mayoría estatal, y con intereses en Vaca Muerta.
“Esa coalición va en la dirección contraria al medioambiente y en relación contraria en materia fiscal”, advirtió Navajas.
En la misma línea, el economista consideró que “el federalismo es enemigo de la transición energética”, porque las provincias vinculadas con la producción de biocombustibles y energías renovables piden transferencias fiscales para desarrollar esos sectores.
“Se necesitan inversiones que vengan de manera genuina y no por subsidio fiscal”, dijo Navajas reconociendo que el costo del capital en Argentina es alto porque tiene un elevado riesgo país.
EFE.